Lo que ocurrió en la boda real de Grace Kelly

El 18 de abril de 1956, el mundo entero vio cómo la estrella de Hollywood Grace Kelly se casaba con el príncipe Rainiero III en una ceremonia de cuento de hadas. Si bien el matrimonio entre la actriz de cine de fama mundial y el miembro de la familia real de Mónaco fue toda una sensación, el público no sabía de quién había tendido una trampa a Grace y Rainiero. Este casamentero tenía motivaciones menos que románticas y se movió con la máxima precisión. Después de todo, el futuro de todo un país pendía de un hilo en esta boda que acaparó los titulares.

Momento para la acción

Cuando Grace Kelly todavía era una actriz prometedora y el príncipe Rainiero era soltero, un hombre griego estaba tramando un plan para ayudar a Mónaco a recuperarse de los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial. En un esfuerzo por salvar la gran fortuna que había invertido en Mónaco, este hombre sabía que tenía que actuar rápido...

El autor intelectual

Si bien puede haber amasado su fortuna con su negocio de transporte marítimo, el multimillonario griego Aristóteles Onassis decidió invertir una parte considerable de sus ganancias en Mónaco. Además de invertir en el mundialmente famoso Casino de Monte Carlo, Onassis controlaba la Société Monégasque de Banques et de Métaux Précieux, una empresa que representaba más de la mitad de la riqueza de Mónaco. Desafortunadamente, la fortuna de Onassis pronto se hundiría...

Un desastre

La Société Monégasque de Banques et de Métaux Précieux tenía participaciones en un casino, hoteles y otros lugares de interés turístico. Cuando el banco quebró a principios de la década de 1950, también desapareció una gran parte de la fortuna de Onassis. El tiempo era esencial si el magnate quería salvar la poca inversión que quedaba. ¿Pero cómo?

El sueño de Aristóteles

Los problemas financieros no eran el único asunto en la mente de Onassis. También tenía una visión del futuro de Mónaco, en la que imaginaba que la pequeña ciudad-estado podría deshacerse de su reputación anterior como centro de juego y transformarse en un "patio de recreo" donde los turistas adinerados pudieran codearse con la élite de Hollywood. Para lograr este objetivo, Onassis tendría que traer Hollywood a Mónaco.